Inicio estas palabras citando apartes de dos intervenciones del Papa Francisco en relación con la familia:
"Las madres son el antídoto más fuerte ante la difusión del individualismo egoísta. “Individuo” quiere decir “que no se puede dividir”. Las madres, en cambio, se “dividen” a partir del momento en el que acogen a un hijo para darlo al mundo y criarlo. Una sociedad sin madres sería una sociedad inhumana, porque las madres saben testimoniar siempre, incluso en los peores momentos, la ternura, la entrega, la fuerza moral"
"La primera necesidad es que el padre esté presente en la familia. Que sea cercano a la esposa, para compartir todo, alegrías y dolores, cansancios y esperanzas. Y que sea cercano a los hijos en su crecimiento: cuando juegan y cuando tienen ocupaciones, cuando son despreocupados y cuando están angustiados, cuando se expresan y cuando son taciturnos, cuando se lanzan y cuando tienen miedo, cuando dan un paso equivocado y cuando vuelven a encontrar el camino; padre presente, siempre. Decir presente no es lo mismo que decir controlador. Porque los padres demasiado controladores anulan a los hijos, no los dejan crecer"
El colegio acoge estas sentencias y entiende que en el proceso formativo la familia juega un papel preponderante porque la familia es el espacio donde se forja la vocación de servicio a los demás, la solidaridad, la responsabilidad, la tolerancia, la honestidad, el respeto por los demás, el amor al trabajo, la generosidad, la amabilidad, la sencillez. Los niños captan y asimilan estos valores como resultado de lo que viven en su ambiente familiar y su entorno, por eso debemos ser conscientes de la responsabilidad y el reto que implica ser padres.
La ausencia de los padres en la vida de los niños produce heridas y lagunas, crecen huérfanos de sueños, de ideales que enciendan su corazón, de valores y de esperanzas. Se llenan de ídolos falsos que continuamente se le derrumbarán. Los niños necesitan presencia de sus padres en la vida y esto no significa padres y madres controladores sino padres cercanos que participen de su vida.
Los hijos son un regalo, son la alegría de una familia, el sentido de nuestra vida, la esperanza de una sociedad. Los hijos no son un problema de la biología reproductiva, ni una posesión de los padres, como dice el papa Francisco. El hijo significa llevar en sí la memoria y la esperanza de un amor que encendió el deseo de construir armonía y paz en su entorno porque lo respiró en familia, porque sus padres dieron testimonio de sus palabras y de sus enseñanzas con su forma de vivir la vida, de relacionarse en familia, de ser comprometidos con la sociedad y esa es la gran herencia para un hijo.
La familia deber ser la gran escuela de los valores, de la libertad y de la paz, porque es en familia donde se aprende a convivir y a construir una nueva sociedad, los profesores y el colegio somos colaboradores de la gran escuela de los padres, los apoyamos y caminamos en la misma dirección.
Hoy queremos simbolizar en esta celebración "El Día de la Familia", que no se agota en un día sino, que demanda la vida entera. Es el día en que recordaremos ese gesto de soplar aliento de vida que no es otra cosa que trasmitir al niño y al joven el sentido más profundo de la vida que es el amor, porque una vida sin amor es una vida árida.