Es honroso para la comunidad
educativa participar en este evento donde rendimos homenaje al Colombiano de
todos los tiempos, don Antonio Amador José de Nariño y Álvarez del Casal, con una vida apasionante y trágica, que dedicó su
juventud al estudio de las ciencias, llegando a ser colaborador importante en
el trabajo que adelantaba José Celestino Mutis y la expedición Botánica, ávido
lector y convencido de la emancipación de los pueblos de américa del yugo
español, llegando a ser el artífice más importante del proceso que culminó con el “Grito de la independencia el 20 de
Julio de 1810”. El legado de Nariño nunca
será historia, y si rescatamos y
conocemos su pasado entenderemos que “este personaje encarnó como ningún otro
la esencia de lo que es, de lo que ha querido ser y lo que no ha podido ser nuestra
patria” y que su pensamiento es tan actual como lo fue en su tiempo.
Nariño joven elegante, de buen
porte y simpatía, siempre dio ejemplo de rectitud, pensaba y actuaba, predicaba
con la palabra pero la respaldaba con los hechos, respetuoso de la opinión ajena,
idealista, caballero, siempre pensó en su patria y criticó con vehemencia a
quienes estaban a favor de la monarquía española o no simpatizaban con la causa
de la libertad. Fue tal la influencia e
importancia de Nariño que Simón Bolívar nuestro libertador lo tuvo por un de
sus maestros, fue su inspirador y si Bolívar no hubiese aparecido en nuestro
territorio no cabe la menor duda que Nariño hubiese sido el libertador de América,
Nariño tenía las condiciones porque en su vida militar causo y causa asombro:
dirigió el ejército patriota, sorteó estremecedoras penalidades, ganó siete
batallas, varias de ellas en condiciones
desventajosas, aparte de estratega y aguerrido su valentía sin límites lo llevó
como en el caso de Pasto a enfrentarse a sus enemigos cuando, después de ser
apresado y ante el pueblo que no lo conocía a exclamo “Queréis la cabeza del
general Nariño?, ¡Aquí la tenéis!”
Fue traductor, escritor y
periodista, defendió la libertad de expresión. Con sus escritos mostró sus dotes, hizo creer a pensadores y humanistas europeos
que américa era un territorio para soñar, para pensar y para construir mundos
mejores. Creo la primera imprenta y su primer periódico llamado Aviso del terremoto
en la ciudad de Santa Fe, apenas circuló tres días pero se dio el lujo de
publicar noticias de daños causados aún de sitios lejanos a la capital por un
sismo ocurrido en esos días. Gracias al
éxito de este periódico Nariño logró el permiso para seguir publicando en un
nuevo formato llamado Gaceta de la ciudad de Santa Fe, publicación que duró
tres semanas porque el gobierno desconfió de Nariño y ordenó no proveer más el
papel necesario para la impresión, por otra parte su insaciable curiosidad
intelectual lo llevó a acrecentar su biblioteca, en parte heredada de su padre,
importando libros y periódicos, y llegando a tener más de 2000 volúmenes, se
convirtió en promotor de tertulias, adaptó la sala de su casa y la llamó El
Santuario, allí se reunía para discutir y compartir ideas o simplemente
conversar en torno a libros , fundador de la tertulia “El arcano sublime de la Filantropía”
Al lanzarse a la vida pública
después del 20 de julio y muy joven aún fue Alcalde de primer voto de Santa Fe,
Tesorero de diezmos del arzobispado, regidor y alcalde mayor provincial
actividades que compartió con el comercio convirtiéndose en el mayor exportador
de quina, café y té.
Pero quizás la faceta desde mi
punto de vista más importante de Nariño fue la de ser escritor, actividad que
le permitió al tener su propia imprenta traducir y publicar en forma
clandestina “La declaración de los derechos del hombre y del ciudadano”, documento
que lo convirtió en el abanderado de las libertades individuales y de los
derechos civiles con un sentido similar a como los entendemos en la actualidad,
documento prohibido por el tribunal de la inquisición, este hecho lo llevó a
prisión y posteriormente al exilio, pudiendo escapar llegando a Cádiz, estuvo
en África y Europa regresando posteriormente a su patria se entregó a las
autoridades y fue retenido nuevamente hasta principios de 1810.
Por último quiero resaltar a Nariño
como una figura de liderazgo para los
jóvenes, destacar el espíritu de lucha que tuvo a pesar de haber pasado prácticamente la mitad de su vida preso, su inconformismo
que fue inquebrantable y su gran curiosidad intelectual que a pesar de la
adversidad no la perdió y como dije al principio Nariño es el colombiano más interesante
y universal de todos los tiempos. Los invito a que en honor a tan ilustre
colombiano, recuperemos la memoria local, los valores como la libertad, la
honestidad, el interés por la lectura, el respeto a la diferencia y seguir
gozando de este territorio de paz tan esquiva en muchos lugares de Colombia.
Muchas gracias.